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Vivan los cohetillos!

Por: Otto Martín Wolf

Una vez más el pueblo ha hablado! 

La masiva demostración de estas navidades y año nuevo debería de hacer comprender de una vez por todas a quienes dictan las normas, que en Honduras amamos los cohetes, morteros, cohetillos, piedras, luces de bengala y silbadores.

Cierto que cuatro o cinco niños y un par de adultos resultaron quemados, es lamentable, pero son gajes del oficio.

Igual se accidentan en patinetas, bicicletas, se caen de los árboles al bajar mangos. También, tristemente, son varios los que se ahogan en ríos, piscinas o en el mar sin que nadie se le ocurra intentar prohibir esas u otras actividades riesgosas o de resultados impredecibles.

Todo tiene cierto peligro, particularmente en Honduras el sólo hecho de andar en la calle de día es aventurado, no digamos en la noche.

También de una vez por todas deberían dejar esa actitud complaciente con grupos y asociaciones supuestamente preocupadas por quienes pueden quemarse y –quizá – más por tener una “causa” a la cual dedicar tiempo de ocio o (también es posible) utilizarla como fuente de ingresos.

Claro que debería haber regulaciones en cuanto a la potencia de los cohetes y morteros y, también, leyes que castiguen a los padres irresponsables que permiten la quema sin control por parte de sus hijos, pero los cohetillos deben ser legales.

De paso, esas autoridades tan eficientes en perseguir a los padres de los niños quemados en la época de fiestas (lo cual es correcto), también deberían demostrar el mismo interés en evitar la explotación de menores por parte de sus padres (o adultos que los alquilan) para pedir limosna todo el año en calles y bulevares. Por qué no hacen algo al respecto? 

Ya tenemos suficientes leyes prohibiendo miles de cosas más importantes, las cuales no logran que se cumplan. Pero además y sobre todas las cosas, poco a poco Honduras ha ido perdiendo sus tradiciones ante el impulso incontenible de la globalización mediática.

La yuca con chicharrón, los pastelitos de “perro”, sándwiches de “basura”, horchata y hasta la marimba han ido despareciendo de nuestros festejos y se entiende, la gente puede celebrar como quiera y comer lo que desee.

Pero, precisamente por eso, el voto mayoritario de la enorme cantidad de cohetes que escuchamos en las fiestas son una especie de plebiscito en que el SI A LOS COHETES se manifestó aplastantemente a su favor.

Por qué entonces seguir con la necedad de nadar contra corriente?

Lo único que logran es crear una nueva fuente de ingresos clandestinos, sin control de ninguna clase, que no pagan impuestos y que convierten a los padres de familia en contrabandistas y delincuentes, arriesgando todo por conservar una tradición. 

Tampoco debemos descartar que uno que otro “agente del orden” que pueda caer en la tentación de recibir una propina por hacerse de la vista gorda cuando encuentre un depósito de cohetes ilegales.

Por favor, no podemos en la lucha contra las drogas y vamos a poder contra los cohetillos! 

En Honduras se practica el paracaidismo, el rafting, el alpinismo, carreras de motos (en pista y en las calles) al igual que muchos otros deportes de alto riesgo y a nadie se le ocurre prohibirlos.

También se vende libremente licor en todas sus variantes, el cual ocasiona accidentes, muertes, violencia doméstica y mil problemas más que todos los cohetillos reventados en navidad y año nuevo.

Dediquemos los esfuerzos a lo que verdaderamente importa; el crimen organizado y dejemos de crear situaciones y facilidades para que nuevas bandas se organicen y saquen provecho a una disposición impopular. Dejemos de darles ingresos a quienes están dispuestos a vender cohetillos a personas honradas que sólo quieren celebrar “como se hacía antes”.

Nadie va a cambiar lo que la mayoría de nosotros quiere y disfruta, los cohetes deben ser permitidos. 

También hay que permitirlos porque generarían más impuestos.

Oyeron?  Cobrar impuestos que ahora quedan en los bolsillos de quienes se lucran con esta actividad.

Se necesita un diputado valiente, un comunicador social, alguien, una voz que se alce frente a los pusilánimes y mojigatos y defienda lo que es el mandato de las mayorías.

Hoy y siempre…. Vivan los cohetillos!

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