Tegucigalpa (Especiales Proceso Digital/Por Verónica Castro) – César Vargas Sabio es un maestro garífuna entusiasta de la enseñanza, una pasión que reafirmó en sus años como colegial en la escuela de magisterio, donde al compartir con jóvenes de habla garífuna, misquita y de habla español e inglesa, vio la necesidad de transmitir su cultura.
– César Sabio Vargas obtuvo un máster en Didáctica de Lenguas y Culturas que lo llevó a una pasantía en universidades de Europa y África.
– En Honduras hay cursos de inglés y francés, pero no misquito, lamenta el docente quien considera que la academia debe asumir el reto de la interacción lingüística.
Honduras, el hogar de nueve pueblos indígenas tiene además, la mezcla de diversos etnias tiene el reto de abrir espacios al diálogo intercultural, como lo fomenta la Organización de las Naciones Unidas mediante la celebración del Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo, que está establecida el 21 de mayo de cada año.

Vargas Sabio enfatizó que en el país la interacción lingüística cultural se ha dado de forma natural. Para el caso mencionó que en Limón, Colón hay maestras mestizas que hablan perfectamente bien el garífuna, también hay garífunas en contextos misquitos que hablan el misquito y viceversa.
“Lo único que necesitamos es que la academia como tal, asuma el reto de elevarlo al nivel que corresponde”, dijo al señalar “en Honduras vamos a encontrar cursos de francés e inglés pero no encuentras un curso de misquito”.
Una niñez entre dos mundos
César es originario de la comunidad de Sangrelaya, en el municipio de Iriona, en el departamento de Colón, donde cursó sus estudios de educación primaria y de secundaria, entre garífunas y mestizos.
“Hice parte de mi primaria en la escuela Marco Aurelio Soto y en la Ramón Rosa, en Zambita, una comunidad de población mestiza, mientras que Sangrelaya es la comunidad de mis padres (garífuna)”, recordó.


En esos años, los niños se reunían en las áreas verdes de la escuela a contar anécdotas, “huriaca en lengua garífuna. Recuerdo que uno de mis amigos, Robbie, contaba las historias en garífuna”, por lo que allí los mestizos aprendían la lengua garífuna y los garífunas aprendían español.
Mientras que fuera de las aulas de clases, en las zonas garífunas donde la convivencia está implícita la transmisión cultural, la fraternidad se extendía a otras comunidades.
“En Iriona, las personas nos dicen si todos los garífunas nos conocemos, pero no es que nos conocemos, nos reconocemos desde nuestra ancestralidad”, señala.
Como en muchas familias del interior del país, César tuvo que emigrar a Tela para continuar su formación académica, donde enfatiza, se enfrentó a un sistema educativo que muy pocas veces reconoce la culturalidad del otro.
En su segundo año de preparación diversificada, en la Escuela Normal Mixta del Litoral Atlántico de Tela, comenta que al tener mentores como Hipólito Galeas, las profesoras Aleyda y Sara, entre otros nombres que mencionó, se enamoró de la docencia.
“Cuando llegamos a este espacio para formarnos, era tanta la población garífuna y misquita de ese momento. Fue una época histórica debido a que la diversidad cultural en ese momento, la Escuela Normal no encontraba qué hacer y tuvo que incrementar todas sus secciones para generar la oportunidad para todos los que pedían estudiar”, rememoró.
César recuerda esos años por la armonía entre las diferentes pues además de los mestizos, los garífunas, misquitos había estudiantes creoles de habla inglesa, “eso fue algo espectacular, es de las mejores vivencias que he tenido, pues la Normal nos hizo tener esa identidad propia y nadie se molestaba porque nos escuchara hablar en nuestra propia lengua”.
En cambio, su experiencia en la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán (UPNFM), si hubo rechazo a que hablara su lengua, pese a que el número de estudiantes garífunas era considerable.
“Habían grupos poblacionales que decían, ´hay mucha gente hablando idiomas que no entendemos e incluso decían que tenían que ir a la rectoría a pedir que ya no se hablarán esos idiomas que no entendemos. Eso me llamó la atención y se convirtió para mí en un reto”, confesó.
Para un joven que recién exploraba el mundo en un ámbito donde era minoría, este reto buscaba explicar qué significaba la diversidad lingüística y cultural de Honduras, conocer sus desafíos y por qué, desde su palestra, podía seguir garantizando su sobrevivencia.
“Académicamente podemos demostrar que es un fenómeno, nuestro miedo a lo que no conocemos y creer que vivimos en una monocultura, qué pobres seríamos si viviéramos en una sola cultura, una sola forma de pensar”, reflexionó.



Integración
Pese a la experiencia de rechazo en el nivel universitario, al haber compartido sus años de formación docente, vio que esa integración era posible por lo que su tesis para obtener su máster en Didáctica de Lenguas y Culturas, en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), como fue lo contrario, allí tomó el ejemplo de la lengua garífuna para ponerla en un contexto donde la gente pueda también interactuar utilizando esta lengua.
Su tesis denominada, sociodidáctico busca retomar los elementos desde la cultura para poder incorporarlo en el campo curricular, “esto le llamó poderosamente la atención en la Universidad de Luxemburgo, a través de mi asesora de tesis, lo cual resulta al final de nuestra tesis de nuestra graduación resulta en una pasantía a nivel internacional”.
La pasantía le permitió compartir el garífuna, que hoy por hoy destaca como la que tiene más fortaleza y más hablantes, entre las lenguas maternas de Honduras, en la universidad de Passau, en Alemania, la universidad de París, en Francia y la universidad de Manouba, en África.
En África, Vargas presentó el tema una sociodidáctica garífuna decolonial, que significa que no podemos suscribir la enseñanza de nuestra lengua única y exclusivamente al salón de clases.
“Eso significa que nuestra metodología de enseñanza, y no solamente en la lengua garífuna sino que en muchas lenguas en el mundo, necesitamos reconocer el contexto desde dónde se está enseñando, qué es lo que se está enseñando y para que se está enseñando una lengua”.
El docente explica para el caso que toda persona que entra a hablar un curso de inglés, su objetivo es hablarlo, pero muchas veces lo gramatical se sobrepone a hablar la lengua en sí.
Con orgullo relató cómo, después de participar en una charla, un joven en Münich, Alemania le consultó cómo podría hacer para venir a Honduras para aprender la lengua garífuna, “se me erizó la piel”, expresó evidentemente emocionado de que un extranjero quiera aprender su lengua materna.
En la actualidad, desde su centro laboral, la Escuela Dr. Alfonso Lacayo, busca desde los primeros niveles cómo enseñar, observando cómo aprenden los estudiantes y hacer que el proceso socio didáctico sea un éxito. VC

Entre las actividades más relevantes en las que participó César está su intervención en el 14 Congrès de l’Association allemande des Francoromanistes en la Universidad de Passau, Alemania.